Angélica Castaño Molano, estudiante de primer semestre del programa de Arquitectura, se coronó como la mejor jugadora de tenis de mesa del torneo interuniversitario de Manizales, un motivo de orgullo para nuestra institución.
Aunque nació en Manizales, Angélica creció en Pensilvania, Caldas, donde cultivó una pasión que con el tiempo se convirtió en disciplina. Desde hace ocho años practica tenis de mesa, y ese recorrido la llevó a obtener la medalla de oro en el torneo universitario. Al recibirla, expresó una profunda satisfacción, no solo por el logro alcanzado, sino por haber representado a la UCM con determinación y entrega. Aseguró que dio lo mejor en cada partido y celebró haber dejado a la institución en el primer lugar.
Compaginar su vida académica con el deporte ha sido un desafío constante. Reconoce que la Arquitectura exige tiempo, dedicación y precisión, pero también valora el deporte como un espacio de recarga emocional y mental. El tenis de mesa se convirtió para ella en una manera de equilibrar las exigencias del estudio con la necesidad de cuidar su bienestar.
«Representar a la Universidad Católica de Manizales en el torneo universitario fue una experiencia que me llenó de orgullo porque sentí que cada esfuerzo valió la pena y que logré dar lo mejor de mí en cada partido. Ganar la medalla de oro me dio una alegría inmensa, no solo por el resultado, sino porque demostré que sí es posible combinar una carrera exigente como Arquitectura con el deporte cuando se tiene disciplina y convicción.
El tenis de mesa me ha enseñado a ser constante y a no rendirme, sueño con seguir creciendo en ambas áreas y demostrar que desde la UCM se construyen grandes historias de vida».
Angélica Castaño Molano, estudiante UCM.
Angélica Castaño, lista para asumir nuevos retos
La preparación previa al torneo fue clara y enfocada en alcanzar el objetivo, y ese enfoque dio frutos. A sus compañeros deportistas les envía un mensaje claro: el éxito depende de la organización, la constancia y el sacrificio. Detrás de una medalla hay muchas horas de esfuerzo que pocas veces se visibilizan, pero que marcan la diferencia entre participar y destacar.
El próximo reto de Angélica será el torneo zonal, y aunque aún no conoce si clasificará a la competencia nacional, mantiene viva la ilusión de seguir representando a la UCM con excelencia. Sueña con convertirse en una arquitecta reconocida y, al mismo tiempo, en una deportista sobresaliente en su disciplina.
Desde la Universidad Católica de Manizales se continúa fortaleciendo el talento de jóvenes como Angélica, quienes construyen su futuro con pasión, formación integral y sentido de identidad institucional.
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