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Edición número 35

La Educación es el eje central que nos reúne en torno a la investigación, pero ¿Por qué investigar sobre educación? ¿Porque es nuestra preocupación central? Simplemente porque desde cada uno […]
1 de enero de 2021

La Educación es el eje central que nos reúne en torno a la investigación, pero ¿Por qué investigar sobre educación? ¿Porque es nuestra preocupación central? Simplemente porque desde cada uno de los roles que desempeñamos en el día a día, y desde nuestra profesión como docentes, somo consientes del cambio en el que estamos inmersos, y de las grandes necesidades que nuestra bella profesión requiere. Estamos en una sociedad que evoluciona constantemente y de esta forma debemos hacerlo nosotros junto a la educación.
Desde hace varios años estamos sujetos a grandes cambios en la sociedad y la educación no se puede quedar atrás, debe evolucionar y generar experiencias de aprendizaje pensadas de
una forma totalmente diferentes a como se venía dando. Se trata de pensar en la realidad de cada uno de los seres humanos que tenemos dentro del aula de clase, teniendo en cuenta que a pesar de que están en un mismo espacio, son seres diferentes que tienen en común problemáticas y dinámicas de vida que interfieren en sus procesos de aprendizaje y de socialización.
Educar no se trata simplemente de dictar contenidos de una asignatura en particular, se trata de provocar a los estudiantes al conocimiento, de llevarlos a un mundo de experiencias donde ellos puedan tener una total comprensión desde cada uno de los contextos en que se desenvuelven, pues la educación se debe adaptar a las múltiples realidades y no al contrario.
Es necesario no solamente pensar en una educación más diversa, sino también generar procesos de inclusión en donde todos los seres humanos puedan convivir como iguales dentro de unos espacios determinados, sin discriminar ningún tipo de diferencias: físicas, cognitivas, sociales o demás. La sociedad pide a gritos momentos de alteridad donde pensemos más en el otro que en nosotros mismos, ya que es desde ahí donde se genera el verdadero conocimiento y los procesos de formación y de transformación.
Cuando dejamos de pensar en los individualismos que la misma sociedad nos ha impuesto y nos detengamos a pensar en el otro y en cómo mis decisiones pueden afectarlo, estaremos aportando a un mundo más humano, más incluyente, más equitativo. Es por esto que los artículos que encontrarán en este número de la Revista son una provocación a las múltiples investigaciones que se están realizando alrededor de la educación, las cuales aspiran a llevar no solo conocimientos alcanzados, sino vidas humanas transformadas en el contacto con las investigaciones.
Los trabajos expuestos muestran maneras de mejorar los procesos educativos en cada una de las aulas de clase a las que tenemos acceso, cuestionándonos siempre si los procesos que estamos llevando a cabo son los adecuados o cómo podríamos mejorar aún más estos procesos, pues es evidente en una sociedad como la actual que, la educación debe ser una constante preocupación por el otro, un constante cuestionamiento de cómo puedo hacer para que el otro tenga mejores opciones de educación, de vida y de sociedad.
El punto en el que se encuentra el mundo requiere de un humanismo permanente que debe empezar por cada una de las personas que lo habitamos, y que debe ser transmitido desde todos los espacios posibles para poder generar eco e impacto, es por esto por lo que los invito a hacer una lectura detallada de cada uno de estos artículos y así seguir enriqueciendo no solamente nuestros conocimientos, sino también cada una de las practicas que realizamos en nuestro diario vivir como Maestros y Maestras.

Por: María Ximena López Ramírez
Licenciada en matemáticas, estudiante Maestría en Pedagogía, UCM. Profesora Facultad de Educación

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